2 de noviembre de 2024                                                                                                                                                                                                                                    Judit Vidal 

Oda a la inestabilidad en el último trabajo de Carolina Durante 

Cualquiera que esté más o menos metido en la música rock independiente española conoce a Carolina Durante. Un grupo de cuatro chavales (así llamaron a su segundo álbum de estudio) de Madrid que llevan tiempo picando piedra para asentarse en el panorama musical y ahora, por fin, parecen haberlo conseguido. Siempre han ido con una dirección clara y desde muy temprano han despuntado con sus sorprendentes colaboraciones o su pasotismo y honestidad en las entrevistas.  

Todo ello sumado al perfecto combo que resultan Diego (voz), Martín (bajo), Juan (batería) y Mario (guitarra) a nivel musical.  

Quizá el punto que más engancha de Carolina Durante es la forma en que saben relatar situaciones cotidianas de la vida sin decoraciones. En este nuevo trabajo Elige tu propia aventura (2024) hay crueldad, cinismo y realidad pasando por distintos estados de ánimo que se entrecruzan mientras cuentan las vivencias de chicos que ya han pasado la treintena.  

No hay intentos de victimizarse ni de culpar, sólo la consciencia de que el paso del tiempo no te da la razón ni te la quita, solo te hace ir improvisando estrategias para no caer al vacío. Joderse la vida es el primer tema del disco y describe a la perfección ese sentimiento de querer romper el molde cuando encuentras la estabilidad para la que te prepara la sociedad desde niño.  

TOMÉ CAFÉ, la única que se presenta en mayúsculas, tiene tintes de punk mientras narra un acto tan simple como los efectos de tomar café. Y lo que aparentemente puede ser una temática mediocre acaba siendo uno de los temazos del disco.  

Elige tu propia aventura, el tema que da nombre al disco, es esa lucha contra tener que hacer siempre lo que la gente espera de ti ("Elijo ser un rey malo/Y esta Navidad no habrá regalos"). Con una melodía a violín conmovedora y una notoria línea de bajo, el tema va en ascenso como si de cargarse esa imagen preconcebida de uno mismo se tratara. Normal también posee una melodía pegadiza que, además, se suma a la colaboración desconocida de Rosalía.  

A medida que avanzan las canciones van introduciéndote en ese mundo tan particular que la banda madrileña creó en 2017 y que han sabido mantener hasta ahora. Entre la contradicción, la inestabilidad y la crudeza, este tercer álbum de estudio pasea por pensamientos intrusos que todos hemos tenido cuando nos enamoramos ("Tus recuerdos como moscas/No me dejan nunca en paz"), discutimos con nuestra madre o queremos ser aceptados ("Miro dentro, pero hay un vacío/ En un cuerpo que no siempre es mío"). A su misma vez, también son esas ganas de mandar todo a la mierda y dejarte guiar solo por tus impulsos.  

Con un sonido impecable, producido por Ali Chant, la banda no ha perdido ese desgarre guitarrero desde su primer trabajo y continúan generando malestar con según qué letras ("Me he comido a un par de niños/Tengo los restos en la nevera") al final la música debería ser eso, hacer reflexionar, incomodar y sacudir lo convencional.  

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