09 de febrero de 2025                                                                                                                                                                                                                                        Judit Vidal 

Crítica de "Five Are Coming" (2024) de The Violet Cluster

A finales de octubre del año pasado, la formación murciana “The Violet Cluster” lanzaron su primer álbum de estudio titulado “Five Are Coming” (2024). Tras muchos años de experiencia en la música, y un EP en 2023 que auguraba algunos de los temas de este reciente trabajo, “Five Are Coming” les categoriza como una banda entre el rock sureño y el folklore, con toques de soul y blues.

“The Violet Cluster” nos rescatan estilos de épocas pasadas, realzándolos con delicadeza. Fue en 2019 cuando se juntaron Yolanda Pedreño (voz) y Patxi Navarro (guitarra), los cuáles se conocían y habían tocado juntos mucho antes. Posteriormente, al dúo se les sumaron Carlos Orenes, Javier Cabrera y José (Metralleta) García, especialmente presentes en los directos.

Conformado por 10 exquisitos temas, “Five Are Coming” se delimita con temas mayoritariamente breves pero suficientes para conocer el talento y sello propio que maneja la banda.

Empiezan por todo lo alto con la canción que da nombre al álbum. A través de lo que parece ser un efecto octavador que les aporta ese sonido propio que consiguen mantener durante el resto del álbum, empieza una canción que narra la llegada a un lugar desconocido, reconociendo no poder identificar cómo ha llegado la persona hasta allí, pero aceptando felizmente la llegada. Como si definiera nuestra sensación al emprender el viaje alrededor del disco.

“Colourful Energy” es el siguiente tema, y el cuál ya fue presentado en el EP. Una declaración de intenciones hacia la sensación interna provocada por un enamoramiento sin precedentes.

Por lo general, las letras son animadas y vibrantes, acorde con las melodías, y te mantienen enganchado desde el primer momento. Lo mismo sucede con “Summer Storm”, también dedicada a alguien de forma amorosa, y que contiene una línea de guitarra profunda y claramente definitoria, así como el coro que le da ese toque especial. Sin olvidarnos del magnético solo.

Llama la atención que en el álbum hay dos temas escritos en mayúscula: “KEEP MOVING ON” y “ANY TIME". La razón es desconocida, además no parece haber un nexo de unión entre ambas, ya que son bastante dispares entre sí. La primera contiene una guitarra al más puro estilo funk, pero sin salirse del género americano que tanto les caracteriza, y es claramente bailable y muy energética. Mientras que la segunda se acerca a ser una balada, con un inicio que recuerda a la versión de Carole King de “You Make Me Feel (Like a Natural Woman)” (1968), se sumerge en un piano de fondo que aporta intimidad y paz, realzando de una forma única la singular voz de Pedreño.

El álbum también contiene influencias de los extraordinarios “The Black Crowes”, de los que reconocen ser seguidores, con temas de base similares a las “Cursed Diamond” o “She Gave Good Sunflower”, pero sin alejarse demasiado de su marca. “What’s Wrong” es una de ellas, con un ritmo más lento que la mayoría de temas, para elevar un claro mensaje sobre el levantarse de nuevo tras caer. Especial mención un solo de Navarro que no deja indiferente.

“Weapons to Survive”, en contraposición con las últimas mencionadas, es cañera y se desata con un aparente sintetizador de fondo y una línea de guitarra eléctrica muy bluesera que le da un tono muy especial y la clasifica, sin duda, entre mis favoritas. El estribillo es muy pegadizo.

Con esa clara dualidad emocional en las canciones, la banda ya declaró, en su momento (en una entrevista para La Gramola Encendida) que en este trabajo encontraríamos “tanto canciones muy cañeras como medios tiempos que te transportarán y te tocaran la fibra”. Además, mencionaban un sonido propio de los 70 con slides (lo utilizan en “I’ll Sing What I Want”) y elegantes solos de guitarra. No necesitan más.

“Singing I find you” y “Give us a chance” son los penúltimos temas del disco. Estos  destacan por ese teclado con sus excelentes líneas de blues, así como, de nuevo, una guitarra eléctrica llena de ritmo folk a combinación con una voz que no decae en todo el álbum, llena de expresividad e identidad, como pocas hay a día de hoy. Sin olvidarnos de las frases de la batería, que no se quedan atrás. En este caso, ambas canciones si son parecidas y comparten esa tonalidad vívida y única de rock soul/blues como si de una banda del sur de USA se tratara.

Así se cierra un álbum que no contiene un tema que se aleje de la excelencia, dentro de unos parámetros musicales complejos y difíciles de dominar del modo en que “The Violet Cluster” lo hace. Esperemos esté sea el primer álbum de muchos de la formación, para que podamos seguir disfrutando de su talento y sello musical tan personal y único.