24 de septiembre de 2024 Judit Vidal
33 años del explosivo "Nevermind"
El 24 de septiembre de 1991 se lanzaba Nevermind, el segundo álbum de estudio de Nirvana, una banda de Seattle que, sin querer, acabaron de explotar el movimiento grunge y situaron a al estado más grande de Washington en el mapa musical.
Bien es sabido que el trabajo salió a la venta justo en el momento perfecto, cuando la música necesitaba un cambio, una bocanada de aire fresco que impidiera que las melodías mediocres y queda bien se comieran las ansías de romper contra el sistema. Ganas no faltaban.
El lanzamiento surgió gracias a un encaje de varias piezas de puzzle necesarias para el éxito que le supuso. En primer lugar, la banda llevaba un tiempo queriendo deshacerse del precario contrato con Sub Pop, primer sello de la escena grunge, que les fichó por solo 600 dólares, sumado a una muy baja promoción de sus trabajos (el sencillo Love Buzz/Big Cheese y el primer álbum Bleach (1989)), así como retrasos en los pagos. Y aunque el sello les movió lo suficiente como para empezar a ser reconocidos a nivel internacional, fueron Novoselic y Cobain los que decidieron prescindir de ellos enseguida que pudieron. De esta manera, aparece Geffen Records que asumen la carrera de la banda tras llegar a un acuerdo con Sub Pop en 1991.
Para entonces ya habían sacudido el panorama musical trabajos como Superfuzz Bigmuff (1988) de Mudhoney, Ozma (1989) de Melvins o Ultramega Ok (1988) de Soundgarden, pero no fue hasta que Nevermind (1991) aterrizó en la industria que el grunge entró en todas las casas y se apoderó de la escena musical. Todo ello causando revuelo, especialmente entre los habitantes de Seattle que se quejaban de la repentina atención que estaba recibiendo el lugar cuando siempre había sido olvidado. De hecho, el término grunge fue adjudicado por la prensa, pero nunca fue bien aceptado en la zona, ni siquiera por sus artistas, ya que se le relacionaba con el aspecto sucio y desaliñado de los componentes del género.
Pero volviendo al Nevermind, la estética de la portada también ha generado revuelo a lo largo de los años, ya que el niño que sale en la misma demandó a la banda por 150.000 dólares por haber promocionado pornografía infantil de forma intencionada y deliberada. Le daría un infarto si supiera que, en realidad, Kurt quería un parto vaginal para la portada, pero la idea no fue aceptada, por la razón que sea.
En cuanto a los temas, el álbum contiene 13 canciones, entre ellas sencillos como Smells Like Teen Spirit o Come As You Are que resultaron un pelotazo para todos aquellos que lo escucharon. Desde temas más lentos a otros muy cañeros, el conjunto se mantiene dentro de un aura oscura y depresiva que ya caracterizaba al grupo desde sus inicios. Bajo la producción de Butch Vig, las melodías se mueven alrededor de lo estridente, con un sonido sin precedentes que bebe de géneros como el rock o el punk, pero que se aleja en cuanto a crueldad. Las letras oscilan entre la crítica y el deterioro interno de alguien que quería expulsar toda la rabia, fuera como fuera. De todas formas, poco significado se le puede buscar a estas, ya que divagan en metáforas que, en muchos casos, es mejor no entender. El mismo Cobain decía priorizar siempre las melodías.
Estas son impresionantes y han sido muy referenciales para la música posterior. Hits como Territorial Pissings o Something in The Way, a la par semejantes como completamente alejadas, impactan en el consciente colectivo y no dejan indiferente a nadie. En ocasiones no hay descanso entre la guitarra, el bajo y la batería, y en otras los temas dejan espacio al imaginario y a desatarse en un ambiente más distendido. No hay un tema malo en todo el disco.
Sea como sea, lo que más impresiona de todo ello es la voz raspada de Cobain que, en numerosas ocasiones, se le recomendó cambiar de técnica para cuidarla, pero él siempre se negó. De alguna manera se lo agradecemos porque, de haber cedido, no habría sido lo mismo.
Todo ello generó que Nirvana fuera catapultada a la fama internacional, llegando a superar al número uno de Michael Jackson en Billboard con Dangerous (1991) al año siguiente.
Nevermind abrió una etapa completamente nueva en la industria musical y en la sociedad del momento. Hoy en día, este discazo ha envejecido como el buen vino y sigue recopilando escuchas como si hubiese salido ayer.
Como siempre, no es oro todo lo que reluce y la fama descontrolada tuvo un gran impacto en la personalidad de Cobain que, ya de por sí, arrastraba demonios del pasado; lo que le llevó a suicidarse tres años más tarde. Es cierto que una pequeña parte del reconocimiento ageneracional del grupo se debe a este triste hecho, sin embargo, es innegable que Krist Novoselic, Kurt Cobain y Dave Grohl (el último batería de 5 que tuvieron) tenían un talento arrollador que supieron usar en el momento perfecto y que generó un fuego que nunca se apagará.



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