16 de junio de 2023 Judit Vidal
La jugada de los Arctic Monkeys en casa
El pasado viernes 16 de junio, el cuarteto de Sheffield se acercó al Emirates Stadium de Londres para ofrecer un concierto multitudinario que se repetiría de nuevo durante ese fin de semana. Ello supuso una de las numerosas paradas del grupo de moda de indie rock para presentar su último y séptimo álbum de estudio, The Car (2022). Fueron The Mysterines y los populares The Hives quiénes abrieron la velada, y respetando la puntualidad característica del país anglosajón, hacia las 21.00h, la hora prevista, se apagaban las luces para la entrada estrella de Alex Turner, el ídolo por excelencia de toda la generación de los 2000, y su banda.
El grupo empezó con Brianstorm con confianza y decisión. Turner, Jamie Cook, Nick O’Malley y Matt Helders empezaron a tocar sus guitarras, bajo y batería, respectivamente, mientras que el público coreaba el mítico riff de la pieza. Solo sería el inicio de otra jugada maestra del grupo. Enlazaron el tema con Snap Out Of It, décima canción de uno de los álbumes más míticos de la banda, AM (2013); Teddy Picker con un destacable solo por parte del frontman y siguieron con From the Ritz to the Rubble y Cornerstone, esta con un interludio exquisito por Thomas Rowley, pianista que los acompaña en las giras. Turner se quitó las gafas y dejó la guitarra por primera vez casi a modo de reverencia a la canción con tonos melancólicos. Continuaron con temas como Why You Only Call Me When You’re High? o Fluorescent Adolescent sin descuidar la independencia que se hace fácilmente visible entre los miembros del grupo, puesto que pocas veces hubo contacto alguno entre los cuatro. Aunque no fue necesario.
Do I Wanna Know es uno de los temas de la banda del que más éxito ha gozado y si el concierto había seguido una tonalidad más tranquila desde Teddy Picker, fue con este hit que los asistentes se levantaron de sus asientos y casi impidieron oír la voz de Turner gracias al cántico de una letra sabida por cualquier que siga mínimamente al grupo.
Mardy Bum fue más que especial para el público y para la banda, formando parte del primer álbum de estudio, Whatever People Say I Am, That's What I'm Not (2006) y uno de los que más se popularizó ese año. Casi veinte años después, los Arctic Monkeys han pasado por distintos géneros y estéticas, pero nunca se han alejado de las raíces de casa que tanto les caracterizan. Quizá por eso hicieron sold out en la mayoría de los conciertos en el país o porque han sabido mantenerse en el panorama musical con la misma profesionalidad y pragmatismo que en sus humildes inicios.
Hacía el final del recital, aparecieron los pocos temas del nuevo álbum: Perfect Sense, There’d better be a Mirrorball o Body Paint, esta última con una espectacular coda que no dejó indiferente a nadie.
A modo de cierre y después de una breve pausa, el grupo británico dio por finalizada la velada con Sculpture of Anything Goes, I Bet You Look Good on the Dancefloor y R U Mine?, esta última dejando el listón muy alto a una noche marcada de nostalgia, expectación por los próximos cambios de la banda; y de satisfacción por haber presenciado la fuerza, calidez y extravagancia de una banda que parece no haber tenido suficiente hasta ahora.

Fotografía: Simon Reed
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