01 de enero de 2025                                                                                                                                                                                                                                             Judit Vidal

"We Are The World" y la noche que cambió la música

En enero de 1985 le propusieron a Lionel Richie presentar los American Music Awards. Una gala dónde se premiaban las mejores canciones, álbumes y artistas del año. En sus categorías se codeaban estrellas como Madonna, Bruce Springsteen, Prince, Tina Turner o Michael Jackson.

Un evento de 3 horas que iba a estar viendo nada más y nada menos que todo el país. Por si cargar con la presión de una ceremonia así fuera poco, a Richie le esperaba una noche de grabación a contrarreloj, con más de 45 artistas, del tema “We Are The World” escrito por él mismo y Michael Jackson.

En enero de 2024, casi 40 años después de la grabación, Netflix lanza el documental que recoge esa noche llena de entusiasmo, coraje y tensión. “The Greatest Night in Pop” es el nombre del reportaje que suma testimonios de algunos artistas y videos inéditos del estudio ese 25 de enero de 1985.

Para explicar quizá uno de los acontecimientos más importantes de la música contemporánea, nos remontamos al año anterior cuando Harry Belafonte quiso recaudar fondos para ayudar a combatir la hambruna en Etiopía. Fue su representante, Ken Kragen, quién le propuso crear algo similar al Band Aid (1984), una unión de numerosos artistas británicos que se juntaron para grabar “Do They Know It’s Christmas?” con la misma idea que tenía ahora Belafonte.

Así fue como este empezó a trabajar en una propuesta cuanto menos ambiciosa pero con un posible impacto comercial descomunal. Se contactó con muchos músicos y se les citó el 25 de enero, aprovechando que la mayoría de ellos estarían en la gala de los AMA. Cabe destacar que hubo algunos rechazos como el de Prince, que quería un solo de guitarra y se le negó (algo lógico en una canción así).

Esa noche tenía que estar terminada la grabación; el tiempo limitado se debía a la importancia de que estuviesen todos los artistas juntos en la misma sala, creando esa unión y escucha necesaria para un tema así. Uno de los grandes nombres en la producción del tema era el de Quincy Jones, quién se encargó de poner en la puerta del estudio: “Leave your ego at the door” (Deja tu ego en la puerta) sabiendo que venían personajes de gran renombre en la industria musical.

Entre vocalistas y coros estaban, por nombrar algunos, Ray Charles, Stevie Wonder, Bob Dylan, Cyndi Lauper, Tina Turner, Diana Ross, Billy Joel, Kenny Loggins, Kim Carnes o Steve Perry. Una aglomeración de grandes estrellas bajo la supervisión de un imponente Jones que llevaba la batuta de todos los detalles musicales de la canción, consiguiendo que cada artista mantuviera su esencia en la frase pero sin alejarse del punto central del tema.

Pero para impactante presencia la de Michael Jackson que, dentro de su carácter tranquilo y silencioso, se paseaba con su deslumbrante chaqueta por el estudio controlando y perfeccionando cada nota de su canción. 

El reportaje permite contemplar anécdotas como la de un nervioso Bob Dylan que no consigue encontrar la interpretación adecuada de su frase. Es en ese momento que el gran Stevie Wonder le ofrece ayuda al piano, imitando la voz de Dylan cual ventrílocuo. Así es como el cantautor consigue entonar uno de los tan míticos estribillos de la canción.

También hay momentos de distensión como el inexplicable ruido que se cuela en el micrófono de Cyndi Lauper hasta que uno de los productores identifica que son los más de 20 collares y pulseras que lleva la artista, los cuáles procede a quitarse después de crear ese momento gracioso y que relaja el ambiente.

Especial mención al pequeño homenaje que le hacen a Belafonte cuando se ponen algunos de los artistas a imitar su Day-O (1960) y que él asume con timidez y agradecimiento.

El hecho que estuviesen presentes tantas celebridades acostumbradas a la atención y el éxito hace pensar que para todos era fácil asumir la grabación, pero lo cierto que en muchos fragmentos se observan los nervios de conocerse entre ellos. Springsteen, de hecho, reconoce el impacto de poder hablar con Bob Dylan, a quién admira desde pequeño; o Lauper la presión de estar al lado de estrellas tan grandes y bajo la mirada del Rey del Pop.

A medida que avanza la noche, las instrucciones de Jackson, Richie y Jones son asumidas más rápidamente y con mayor acierto por parte de los músicos, gracias a que van desapareciendo los nervios y surgiendo el innegable talento de todos ellos.

We Are The World tiene ese timbre dulce y melódico, típico de muchas baladas de Jackson, con una letra centrada en predicar la paz en el mundo, especialmente, para la infancia. En cuanto a la estructura de la canción, los compositores del tema se quedaron las partes más brillantes: el inicio, el estribillo y el puente.

Hacia las 7 de la mañana, y ya de día, se da por finalizada la grabación, sin saber el recorrido que tendría la canción. Un mes y medio después, el 7 de marzo, es lanzada por Columbia Records al público. Como era de esperar, el tema tuvo un impacto arrollador alcanzando números uno casi inmediatamente y vendiendo más de 800 mil copias solo el primer fin de semana. Concretamente en Estados Unidos, se vendieron 7,5 millones de copias del sencillo. Todos los beneficios de la canción fueron donados por la discográfica al fin benéfico, así como los costes de producción y distribución.

Una noche para no olvidar que marcó un antes y un después en la música, juntando estrellas con un talento indiscutible para una causa que, si bien no pudo ser erradicada, si sirvió para que el mundo entero supiera lo que estaba pasando en Etiopía. En una época dónde la inmediatez de las redes sociales no existía, y dónde había menos individualismo que ahora, es más que suficiente. De hecho es discutible que a día de hoy pudiese lograrse un evento así.

Terminaremos la reseña con la persona con la que hemos empezado, el gran Lionel Richie que termina el documental recitando una conversación que tuvo con su padre. Este le dijo: “Disfruta el volver a casa porque habrá un día dónde ya no podrás hacerlo.” A lo que Richie contestó: “Papá, ¿qué quieres decir con eso?” “Bueno, la casa estará ahí, pero la gente de ella no”. Y eso pasa con la sala de grabación, desde la que Richie habla. Están las mesas de mezcla, los instrumentos o el equipo, pero no está Quincy Jones dirigiendo, ni Michael Jackson detrás del micrófono, ni Bruce Springsteen en uno de los rincones ni Cindy Lauper detrás de Lionel.

Todo esos instantes quedan en el recuerdo y para la posteridad en una canción inolvidable que llegó al corazón de muchos, y que unió a una gran parte de los artistas más talentosos de la historia de la música en un mensaje claro: “We are the ones that make a brighter day, so let’s start giving”.

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